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miércoles, 16 de julio de 2025

Paulina Rubio - Video musical "Todo mi amor" (2002): la diva Pop que también tiene corazón (y vaya que sabe usarlo).


Video musical: Todo mi amor / Álbum: Border Girl, 2002 / Intérprete: Paulina Rubio (cantante mexicana / show womam / Diva).

Mi puntuación: 10 / 10 (Excelente).


Vaya, vaya… llevo años queriendo escribir una reseña de un video de Paulina Rubio en este blog —una de mis ídolas musicales desde la adolescencia— y por una u otra razón, nunca lo hacía. Quizá por miedo a no hacerle justicia… o parecer un "fresón"... o simplemente porque, como buena estrella pop, ella va y viene en mis playlists según el estado de ánimo. Pero aquí estamos, por fin.


Paulina y yo no nos llevamos tantos años, unos cinco apenas, así que prácticamente crecimos a la par: ella rumbo a su consagración como la Chica Dorada del pop latino, y yo hacia esa etapa que ahora llamo mi dizque madurez. Lo digo así porque emocionalmente sigo en los veinte cuando escucho sus clásicos. Físicamente… bueno, ahí ya no hay tanta discusión.


Lo curioso con Paulina es que, aunque siempre supe que como cantante en vivo es un desastre (más desafinada que karaoke a las 3 a.m.), la amo igual. La quiero como se quiere a esa amiga excéntrica que uno no puede dejar de ver con fascinación, por más que a veces diga cosas que no tienen sentido. Porque sí, Paulina tiene algo magnético: esa actitud entre fresona y vampiresa tropical, ese aire de diva pop que se toma en serio aunque no siempre llegue al nivel, pero que en su momento sí fue referente del pop latino a lo grande.


No compone (creo), pero tiene un olfato o al menos un equipo que le ha dado temazos inolvidables. Su estilo musical va desde el pop clásico noventero —ese melódico, de coros pegajosos y sintetizadores brillantes— hasta los experimentos con reggaetón y pop-rock. Los más reguetoneros no son mis favoritos, lo admito, pero cuando se queda en su zona de confort popera, ¡uf!, es dinamita pura.


Y ahora sí, después de esta catarsis fan, vamos al video en cuestión. Se trata de uno de esos clips que surgieron durante su renacer musical en los 2000s, después del genial (y tristemente incomprendido) disco Planeta Paulina de 1996, que fue electro pop, tecno y todo lo que Televisa en aquel momento no supo manejar. Cuando ella dijo adiós a ese emporio y reapareció con fuerza con discos como Paulina (2000) y Border Girl (2002), fue como si el pop latino tuviera un segundo aire con brillos y minifalda.


El video que reseño hoy —perteneciente al álbum Border Girl— me sorprendió por su ternura y calidez. No cae en cursilerías ni en clichés baratos, a pesar de que la letra tiene frases ingenuas y poéticas que fácilmente podrían sonar empalagosas… pero no. Se sienten sinceras. Amor en su forma más pura. No solo hacia una pareja, sino hacia la vida, hacia la gente.


Una escena en particular me tocó el corazón: Paulina, radiante, toma de las manos hacia arriba a un grupo de fans chicos y chicas mientras baila con ellos con una alegría tan simple y fuerte que es conmovedora. Y ahí está la magia. Porque sí, Paulina ha sido muchas veces sexualizada (por ella misma y por su entorno), ha jugado el rol de la diva sexy hasta el cansancio… pero este video me recordó que también es humana. Tiene corazón. Y lo sabe mostrar cuando quiere.


Por eso, después de tantos años siguiéndola, puedo decir que Paulina Rubio no solo ha sido una estrella pop en mi vida, sino también una de esas “grandes amistades” que uno siente aunque nunca se hayan cruzado en persona. Y si algún día llega a leer esto (milagros pasan), solo quiero que sepa: gracias por la música y por este video que me hizo un nudo en la garganta cuando menos lo esperaba.


Enlace a video Paulina Rubio - Todo mi amor (2002).




miércoles, 9 de julio de 2025

A Taste Of Evil / La presencia del Diablo (1971).

 Mi puntuación y opinión  como fan del cine, no experto crítico:

☆☆☆☆ ------ Excelente ------ 10/10 ----------------  No te la pierdas.

Si creías que los telefilmes de los 70s eran todos suaves, predecibles y con música cursi de fondo... A Taste of Evil / La presencia del Diablo viene a desmentirte, darte una cachetada emocional, y luego dejarte pensando si tu mente también está jugando contigo. Y es que este es un indispensable para fans del terror psicológico de telefilmes setenteros.

Producción de Aaron Spelling (sí, el mismo de Home for the Holidays y The House That Would Not Die), este thriller disfrazado de postal Hallmark se atreve a tocar temas fuertes —desde traumas de abuso de la infancia hasta manipulaciones sicológicas retorcidas— todo bajo una estética limpia, diálogos formales y cero sangre, pero ¡ufff! qué intensidad. Lo que no se muestra, se sugiere… y lo que se sugiere, se te clava como un cuchillo emocional.

Y luego está ella: la gran Barbara Stanwyck, quien actúa con una elegancia sombría, como si supiera todos los secretos del guion desde el primer minuto. Su sola presencia eleva la película y te deja claro que esto no es cualquier telefilme dominguero. A eso sumale un elenco sólido, ambientaciones bien logradas y una música inquietante... pero lo mejor viene con los giros.

Sí, giros. Porque cuando creés que ya entendiste todo, ¡bam!, el primer twist psicológico que te deja helado. Y justo cuando lo estás procesando, ¡bam! otra vuelta de tuerca, esta vez más hitchcockiana y con más malicia. Y cuando por fin llega el final —aparentemente feliz— te das cuenta de que lo que viviste fue una pesadilla disfrazada de sueño.

A Taste of Evil es eso: una película que parece dulce, casi inocente, pero que en realidad es un cóctel de traumas, engaños y crueldad envuelto en papel de regalo setentero. Un telefilme psicológico que no grita... pero susurra cosas siniestras que te persiguen.