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miércoles, 24 de septiembre de 2025

Hush / Silencio (2016)



Mi puntuación como fan del cine (no experto crítico): 

☆☆☆☆ — Perfecta — 10/10 — No te la pierdas.

Hush es uno de los slashers y thrillers psicológicos más geniales que he visto. Y lo digo sin miedo: es perfecta. La tensión no para, el suspenso y la violencia son implacables, y el hecho de que la heroína —una escritora sordomuda— sea la víctima principal le da un toque más brutal, más perverso, más maldito a toda la atmósfera. Me recordó de inmediato a Wait Until Dark (1967), aquel clásico con Audrey Hepburn como una mujer ciega enfrentando a un psicópata. Pero Hush lleva esa premisa al siglo XXI con una crudeza que no pide permiso.

Dirigida y editada por Mike Flanagan —sí, el mismo de Gerald’s Game, Doctor Sleep y Midnight Mass—, esta película es una clase magistral de cómo hacer terror con pocos elementos y mucha inteligencia. Flanagan coescribió el guion junto a Kate Siegel, quien además interpreta a Maddie Young, la protagonista. Y aquí hay que hacer una pausa: Siegel no solo actúa, sino que encarna con una entrega feroz a una mujer que ha perdido el habla y la audición tras una meningitis infantil, y que ahora vive aislada en una cabaña en el bosque, tratando de escribir su próxima novela. Su personaje no es una víctima pasiva, sino una guerrera silenciosa que se enfrenta al horror con ingenio y coraje.

La película dura apenas 81 minutos, pero cada uno está cargado de tensión. El asesino —interpretado por John Gallagher Jr.— aparece primero como una figura enmascarada con una ballesta, pero luego, en un giro brillante, se quita la máscara y revela su rostro: el típico “chico de al lado”, con cara amable, casi angelical. Y eso lo hace aún más aterrador. Porque no necesita gruñir ni gritar para transmitir maldad. Su silencio, sus gestos, su mirada, lo dicen todo. Gallagher Jr., que venía de 10 Cloverfield Lane y The Newsroom, demuestra aquí que puede ser tan encantador como sádico, y eso es un combo que da escalofríos.

La fotografía de James Kniest —colaborador habitual de Flanagan— aprovecha al máximo los espacios cerrados, los reflejos, las sombras. El diseño sonoro, a cargo de The Newton Brothers, juega con el contraste entre el silencio de Maddie y los ruidos del entorno, creando una experiencia sensorial que te mete en su piel. Y eso es lo que hace que Hush no sea solo un slasher más: es una inmersión en el miedo desde la perspectiva de alguien que no puede gritar, ni oír, ni pedir ayuda.

La película fue producida por Blumhouse Productions e Intrepid Pictures, con un presupuesto modesto de apenas 1 millón de dólares. Se estrenó en el festival SXSW en marzo de 2016 y luego fue distribuida por Netflix en abril del mismo año. Aunque no tuvo taquilla tradicional, su impacto fue inmediato: se convirtió en un fenómeno de culto entre los fans del terror inteligente. Fue tan influyente que inspiró dos remakes en India: Khamoshi (2019) en hindi y Kolaiyuthir Kaalam (2019) en tamil.

Hush es una joya del terror moderno. Minimalista, brutal, emocional. Una película que demuestra que no se necesita un ejército de efectos especiales ni litros de sangre para provocar miedo real. Solo se necesita una buena historia, una protagonista que te importe, y un villano que te haga dudar de todos los rostros amables que ves en la calle.

Y sí, ese rostro de “chico de al lado” aunque un tanto malicioso que esconde un asesino sin alma… eso es lo que me perseguirá por mucho tiempo.


 

  














domingo, 21 de septiembre de 2025

Flight of the Intruder / El vuelo del intruso / Vuelo a la gloria (1991).

Mi puntuación como fan del cine (no experto crítico): 

☆☆☆1/2 — Muy buena — 9/10 — Definitivamente digna de ver.


Muy buen filme, entretenido aún con pocas escenas épicas. Ambientado en la guerra de Vietnam, Flight of the Intruder mezcla acción militar, dilemas morales y ese aire de película noventera que se respira entre la pólvora, los aviones A-6 Intruder de la Marina de los EE.UU. y un elenco sólido encabezado por uno de mis favoritos: Brad Johnson. Y cuando digo “favorito”, no lo digo a la ligera. Johnson tenía ese tipo de presencia que no se aprende en la escuela de actuación: era puro magnetismo, pura esencia americana, con ese aire de vaquero que no necesitaba gritar para imponer respeto.

Brad Johnson, nacido en Tucson, Arizona, fue rodeo cowboy antes que actor, y eso se nota en cada plano donde aparece. Su carrera comenzó como Marlboro Man, y luego saltó al cine con Spielberg en Always (1989), donde ya mostraba ese temple de héroe clásico. En Flight of the Intruder interpreta al teniente Jake “Cool Hand” Grafton, un piloto frustrado por las restricciones militares. Su interpretación no sorprende por profundidad actoral —como ya es costumbre—, pero su carisma físico, su presencia en pantalla y su rol de héroe con códigos hacen que lo creas. No era un actor de matices psicológicos, pero sí de convicciones. Y eso, en una película de guerra, vale oro.

Brad murió en 2022, a los 62 años, por complicaciones de COVID-19. Cuando me enteré, me dolió más de lo que esperaba. Porque él no era solo un actor más en mi memoria cinéfila: era parte de esa generación que me enseñó que el cine también podía ser físico, directo, sin pretensiones. Un tipo que brilló en películas como Philadelphia Experiment II, The Birds II, y sobre todo en la saga cristiana de películas post apocalípticas Left Behind, donde interpretó a Rayford Steele, un piloto atrapado en el Apocalipsis. Sí, hasta en el fin del mundo Brad era piloto. Coherencia ante todo.

A su lado, Willem Dafoe como el bombardero compañero (Cole) añade fuerza moral. Dafoe, que venía de Platoon y la demasiado controversial The Last Temptation of Christ, tiene esa mirada de hombre que ha visto mucho. Su carrera es una montaña rusa de papeles extremos, desde el Cristo torturado de Scorsese hasta el Duende Verde en Spider-Man de los 2000s. Y en esta película, aunque no está en su zona más incómoda, sí aporta esa intensidad que lo caracteriza.

Danny Glover, por su parte, interpreta al comandante Frank Camparelli. Glover ya era leyenda por entonces, gracias a Lethal Weapon y The Color Purple (otra del fabuloso Spielberg). Actor comprometido con causas sociales, activista y voz política, Glover siempre ha sabido combinar autoridad con humanidad. Aquí, su papel es más funcional, pero su sola presencia le da peso a cada escena de mando.

Y luego está Rosanna Arquette, que aparece como Callie, el interés romántico de Johnson. Arquette, que venía de Desperately Seeking Susan con Madonna y luego en 1994 apareceria en la maravillosa Pulp Fiction, siempre ha tenido ese aire de mujer libre, intensa, medio bohemia. Pero en Flight of the Intruder su personaje queda a medias. ¿Se quedó simplemente como interés romántico? Porque no la vi reaparecer al final —lo cual deja ese sabor de “qué pudo ser”. Aun así, su presencia aporta una pausa emocional bienvenida, como si la película nos recordara que incluso en medio de la guerra, hay espacio para el deseo, el amor y para la conexión humana.

La película fue dirigida por John Milius, basada en la novela homónima de Stephen Coonts, escritor que ya venía del género de aviación militar con detalles bien documentados. El guion se comparte entre Coonts, Robert Dillon y David Shaber. Se filmó con cámaras Panavision, con formato de negativo en 35 mm, apoyada por un laboratorio de Technicolor en Hollywood, lo que le da ese look visual amplio (relación de aspecto de 2.39:1) y cinematográfico tipo widescreen. Duración de 115 minutos.

El sonido es Dolby SR, se usaron formatos de película reales para escenas de vuelo, aviones reales o colaboración militar para escenas aéreas. Todos esos elementos técnicos le dan peso a la acción, aunque no siempre lo compensan el guion.

En cuanto a lo comercial, Flight of the Intruder fue un fracaso al corto plazo. Tuvo un presupuesto estimado de $35 millones, pero recaudó en Estados Unidos y Canadá alrededor de $14.5 millones. Su taquilla inicial el primer fin de semana fue de unos $5.7 millones en casi 1,500 salas, lo que la ubicó como la cuarta película más vista en ese momento, pero no logró recuperarse completamente.

Las críticas fueron mixtas a negativas: señalando fallas de guion, continuidad y desarrollo de personajes, aunque muchos elogian la acción aérea y la estética visual. Mi querido y difunto Roger Ebert (amé y aún amo a ese crítico de cine estadounidense que sin saberlo fue uno de mis mentores en esto de las reseñas) lo describió como una película que tiene momentos muy buenos al inicio —la tensión en cubierta de portaviones, el dramatismo moral—, pero que se deshilacha hacia el final con clichés que le restan claridad.

Flight of the Intruder me pareció muy buena aunque no excelente. Tiene una premisa poco usada —la iniciativa de soldados rebeldes fuera de las reglas militares en una guerra importante— que impresiona al inicio, no solo por el guion también por las escenas épicas, pero luego la película tropieza al intentar abarcar muchas ideas: el drama, la traición, la culpa, la amistad y la crítica al mando militar. Muy ambiciosa, quizá demasiado.

Pero donde falla en profundidad de personajes, gana en tensión visual, en emoción aérea, en escenas de vuelo que cortan el aliento. Y ese final —sorpresivo y al mismo tiempo emotivo— me dejó satisfecho, con esa sensación de “vale la pena haberla visto”.

Y sí, Brad Johnson, dondequiera que estés, gracias por esos momentos de cine honesto, directo, sin adornos. Porque a veces, lo que uno necesita no es un actor que te rompa el alma, sino uno que te recuerde que aún hay héroes que no necesitan gritar para ser escuchados.




 

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Satan's School for Girls / Escuela satánica para señoritas (1973).


Mi puntuación como fan del cine, no experto crítico:

 ☆☆☆☆ ----- Excelente -----10/10) ------ No te la pierdas.


Me encantó esta pelicula... ¡Excelente. Es tan vibrante, terrorifica y trepidante sin caer en excesos! Una joya de la TV de los 70s. 


Esta a diferencia de otras, aunque  tiene "estetica visual de pelicula para TV" no parece una pelicula Hallmark, no, desde el inicio deja claro que lo que viene es terror violento y misterioso tal como lo indica su demoniaco titulo que aprovecha, al igual que la trama, esa moda satanica que estaba tan notoria en los 70s y parte de los 80s.


Aun así el filme no es sangriento, pero tampoco es solo que sugiera la violencia, y es estremecedor por lo que involucra toda la trama. Esta es una película truculenta, efectista, con terror obvio pero no tiene casi nada de clichés, lo cual es todo un logro para este telefilme de culto... Un clásico imprescindible del terror televisivo de los 70s.


Producido por Aaron Spelling (sí, el mismo de The House That Would Not Die, Home For The Holidays y A Taste Of Evil), este thriller de terror insertó con fuerza la moda satánica en la pantalla chica, sin permitirse la misma ternura que caracterizaba a otros telefilmes de la época.


Y como dije al inicio de esta reseña Satan's School for Girls / Escuela satánica para señoritas desde el primer fotograma deja claro que esto no será un drama intrigante, sino un viaje oscuro y perturbador, sin exceso de sangre, pero con una tensión tan densa que casi puedes palparla. Es un equilibrio atrevido: sin sobreexplotar la violencia gráfica, el filme avanza con tono directo, y el terror –y la sugestión de lo oculto– golpea fuerte, aún sin recurrir a clichés desgastados.


El filme fue tan impactante que en el año 2000 se produjo un remake para televisión, con Shannen Doherty protagonista y, curiosamente, Kate Jackson —la original Roberta— regresando, esta vez como directora de la escuela. Pese a eso, la original conserva ese estatus de clásico de culto, especialmente entre amantes del terror setentero, valiente y sin miedo a lo oculto.


¿Es un telefilme de culto? Definitivamente. Con el paso del tiempo, su combinación de tonos —sugerente, tenebroso y, al mismo tiempo, elegantemente producido— lo ha convertido en una referencia recurrente en foros y listas de lo mejor del terror televisivo bien logrado .


 ¿Por qué verla si aún no lo hiciste?

Pues por lo siguiente (además de lo que ya dije):

1. Actuaciones sólidas: Pamela Franklin aporta el alma atormentada que guía la historia; Kate Jackson y Cheryl Ladd están en sus primeros años actorales, con presencias magnéticas. Y ni hablar del actor Roy Thinnes (de la serie de TV The Invaders / Los Invasores)... ¡Sencillamente magnífico!


2. Terror un tanto sutil y sofisticado: No basta mostrar sangre: su fuerza está también  en lo insinuado, lo psicológico, lo siniestro, maligno y oculto.


3. Agilidad narrativa: Menos de 80 minutos, sin rellenos: cada escena sirve al misterio, suspenso y terror.


4. Estética 70s auténtica: Vestuario, locaciones y música de la propia epoca que la hicieron generan una atmósfera única absolutamente vintage.


5. Un clásico de culto: Ha resistido el paso del tiempo, aparece en listados retro y aún la recuerdan en Reddit como parte del repertorio terror de antaño.


 ¿Dónde verla hoy?


Gratis con publicidad: Plex, Filmzie.


Streaming pago: Prime Video, Apple TV+, Fandor (con suscripción o alquiler).


Remake 2000: también disponible en Prime, con Shannen Doherty —ideal para ver después y comparar.


Satan’s School for Girls es un telefilme que arranca con apariencia no tan inofensiva pero bastante Pop y termina convirtiéndote en víctima de su encanto oscuro. Un triunfo de la tensión bien planteada, la actuación medida y el terror setentero. Si buscás algo que se aparta de la nostalgia televisiva convencional sin renunciar al terror y misterio, este es un imprescindible. Un clásico del terror y de los que popularizó la tematica satánica en las películas de terror.








domingo, 7 de septiembre de 2025

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seriesguydigest.blogspot.com



miércoles, 3 de septiembre de 2025

Titanic (1997).

Mi puntuación como fan del cine, no experto crítico:

 ☆☆☆☆ ----- Excelente -----10/10) ------ No te la pierdas.


¡Wow! Llevo años queriendo hacer una reseña de Titanic, esa epopeya romántica, melodramática y de aventura trágica basadisíma en hechos reales de 195 minutos que James Cameron estrenó el 19 de diciembre de 1997. Con un presupuesto estimado en 200 millones de dólares, Cameron no solo firmó dirección y guion, sino también coeditó la película junto a Conrad Buff IV y Richard A. Harris. Y claro, la partitura majestuosa de James Horner corona cada escena con la intensidad justa.


Recuerdo perfecto esa noche de sábado en la semana de estreno, allá en Panamá en pleno diciembre ’97. Mi amiga de la universidad, Jeannette, y su prima se unieron a mí en aquella sala abarrotada. En ese entonces yo llevaba ya más de 3 años siendo cinefilo (1994... a mis 16 años... gracias a Pulp Fiction / Tiempos Violentos ), pero nada me había preparado para lo que iba a vivir. Fue al comenzar a hundirse el barco y todo lo que vino inmediatamente —entre el portentoso diseño de producción de Peter Lamont y la magnífica fotografía de Russell Carpenter— que comprendí la grandeza del filme.


La química de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet como Jack Dawson y Rose DeWitt Bukater no es casualidad: entre secuencias de opulencia de primera clase y el caos de la tercera clase, surge un romance que homenajea a las víctimas de un error empresarial descomunal. Porque Titanic no es solo un melodrama: es la cumbre del blockbuster, una crítica al capitalismo salvaje y una oda a la resistencia humana, encabezada además por un reparto de lujo donde brillan el guapísimo Billy Zane, las veteranas Kathy Bates, Gloria Stuart y el siempre modestamente carismático Bill Paxton.


Cuando salimos de la sala ya entrada la noche, supe que habíamos sido testigos de historia pura. Era el mismo furor que desató Star Wars o El Exorcista en su época. No era solo un estreno: era un evento cultural que, en su primer paso por taquilla, acumuló 1 mil 843 millones de dólares en todo el mundo; y luego, con su reestreno de 2012, superó los 2 mil 264 millones, coronándose como el mayor éxito financiero de la historia hasta ese momento.


Volví a verla tres veces más en los siguientes seis meses. Normalmente en Panamá sólo de 1 a 6 semanas duraban en cartelera las peliculas, dependiendo de su éxito, pero no ésta que duró poco mas de medio año en cartelera. Y cada proyección amplificaba mi fascinación por el alarde técnico —el CGI y efectos prácticos y artesanales impecables que recrean el hundimiento, además del vestuario impecable de Deborah Lynn Scott— y por esa enorme capacidad de emocionar sin concesiones. Fue así como Titanic se convirtió en el mejor blockbuster que mis ojos han visto y en uno de los recuerdos más intensos que guardo de mi amistad con Jeannette.


Algún día nos volveremos a encontrar, Jeannette Miller, ya sea en esta vida o en la otra. Y sí... ese soy yo también: un drama king sentimental dispuesto a rendirle culto a las historias que laten con la fuerza de un iceberg chocando contra el imperio del cual pese a todo somos gozosos amantes además de críticos.