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viernes, 10 de octubre de 2025

Dark Water / Agua Turbia (2005).


Mi puntuación como fan del cine (no experto crítico): 

☆☆☆1/2 — Muy buena — 9/10 — Definitivamente digna de ver.


Hubo en los 2000s una moda de cine paranormal en Hollywood iniciada por remakes estadounidenses de películas de terror y horror japonesas como The Ring / El Aro y The Grudge / La Maldición. De esas, en su momento solo Dark Water vi en cine; las demás me las topé años después en DVD. Y bueno, el punto es que Dark Water me pareció casi excelente. Solo que el final me deprimió un poco: ver a esa niña fantasma tan decadente, corrompida en su ternura y en su amor… ufffff. Me pareció algo cruel en ese aspecto, porque fue un final triste de maldad triunfante, pero no cualquier maldad, sino algo derivado de inocencia infantil corrompida por la tristeza. Muy deprimente para mi gusto. Aun así es gran terror psicológico, sobrenatural, con buenos jump scares y escenas envolventes.


Dark Water es un remake estadounidense de la versión japonesa de 2002 dirigida por Hideo Nakata, basada en el cuento corto Floating Water de Koji Suzuki. 


Esta versión de 2005 fue dirigida por Walter Salles, con guion de Rafael Yglesias. Protagoniza Jennifer Connelly como Dahlia Williams, junto a Ariel Gade (su hija Ceci), Tim Roth, John C. Reilly, Pete Postlethwaite, entre otros. 


Su duración alrededor de 105 minutos y su presupuesto estimado fue de unos US$30 millones; la película recaudó aproximadamente US$68.3 millones en todo el mundo. 


Lo que me gustó o encantó:


Gran atmósfera: esos apartamentos deteriorados, la humedad, las manchas de agua negra, el sonido doliente del goteo, la lluvia, los espacios mal mantenidos. Todo eso contribuye a un terror que no depende solo de sustos, sino del ambiente, del agobio, de la sensación de abandono. 


Actuaciones sólidas: Jennifer Connelly logra hacer creíble esa madre agobiada, con culpa, con esperanza, con miedo. La relación con Ceci tiene momentos muy humanos. Los personajes secundarios ayudan a darle textura al horror, lo hacen menos “solo fantasmal” y más real. 


Mezcla de lo psicológico y lo sobrenatural: no es puro susto; hay drama, ansiedad, peleas de custodia, sentimientos de abandono, miedos reales. Esa combinación hace que el horror sobrenatural tenga más peso, cuando ocurre. 


Escenas muy memorables: la niña fantasma (“Natasha”), el derrame del agua y el olor a humedad, escuchar goteos o ver manchas que se expanden; la sensación de que no puedes confiar en tus propias paredes o en qué tan seguro es tu espacio. Esas escenas te revuelven por dentro. 


Lo que no terminó de convencerme del todo:


Ritmo desigual: hay ratos en que la película parece alargar lo que pudo haber sido más breve, con escenas de transición que disminuyen la tensión. Algunos críticos dicen que la película “se hunde” en atmósfera pero no termina de entregar sustos contundentes en algunos momentos. 


El final: como ya dije en esta reseña, muy cruel, muy triste, lo supera mucho lo emocional y eso esta bien pero quizá le faltó un poco más de “explicación sobrenatural” o al menos de cierre para quien necesita atar cabos. Para mí eso emocional desolador debió intensificar el impacto, no diluirlo. Algunos opinan que el remake pierde parte del misterio que tenía la versión japonesa en eso. 


Expectativas vs ejecución: con la moda de remakes de horror japonés, uno esperaba algo tan contundente como The Ring o The Grudge. Dark Water entrega muchas cosas buenas, incluso excelentes, sí, pero no rompe del todo el molde. Hay belleza, hay sustos, pero también cierta familiaridad en tropos ya vistos... Esa palabra "tropos" esta esta como de moda ¿verdad?


Volviendo a ese se final, a pesar de todo tiene cosas que me gustaron mucho, con la niña fantasma, la ternura corrompida, la imagen de Dahlia enfrentando el terror en un espacio lleno de agua, ese momento en que la maldad parece heredar la inocencia... fue algo que me dolió y me dejó pensando días después. Porque no es solo “película de fantasmas”, es algo sobre lo vulnerable de la infancia, lo que puede hacer una madre por proteger, lo que puede quebrarse cuando el abandono se mezcla con lo sobrenatural.


Y ese toque personal en toda la película es genial: aunque no fue la película más excelente que haya visto, hizo que recordara noches de lluvia, techos filtrados, cuartos húmedos, como si el silencio contuviera peligro. Esa capacidad de que una película te deje con el peso del agua, del sonido lento del goteo, del miedo a que algo crezca en la oscuridad, incluso después de apagar luces, es lo que la convierte en algo más que solo “entretenimiento”.





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