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sábado, 4 de octubre de 2025

Hostel / Hostal (2005).

Mi puntuación como fan del cine (no experto crítico): 

☆☆☆☆ — Perfecta — 10/10 — No te la pierdas.


Recuerdo claramente la tarde de domingo en que fui al cine con mi mamá y vi Hostel (2005), de Eli Roth. Era uno de esos estrenos que no sabías exactamente qué esperar, pero que prometían sacudirte de lo cotidiano… y vaya que lo hizo.


Desde los primeros minutos, la película construye esa atmósfera atractiva de viaje — mochilas, amigos universitarios, Europa de postal — que se convierte lentamente en algo oscuro, malsano, casi visceral. Paxton (Jay Hernandez) y Josh (Derek Richardson) son los dos jóvenes cuyo deseo de aventura se mezcla con curiosidad, libertinaje y cierta ingenuidad; el tercero del trío, Oli (Eyþór Guðjónsson), sirve de puente entre lo exótico y lo ominoso. Esa transición de lo festivo a lo grotesco es lo que hace que Hostel funcione tan bien como thriller-horror. Y ya en la ultima media hora y cerca del final es la montaña rusa de horror con atmósfera inquietante y terrorífica más brutal que he visto y sentido... hasta la ultima escena.


Técnicamente la película está excelentemente resuelta. Filmada en gran parte en la República Checa, aunque se supone que la acción sucede en Eslovaquia, la locación logra transmitir ese aire de pueblos remotos, sombríos, con rincones olvidados. Milan Chadima detrás de la cámara capta bien los contrastes: la belleza de los paisajes europeos de viaje, la bienvenida amable del hostel, y luego los pasillos sucios, los cuartos cerrados, y la luz tenue que apenas te permite ver lo que está mal. La música de Nathan Barr añade tensión, esas pausas incómodas entre los sonidos, los momentos de silencio que preceden o siguen al gore. Porque sí, hay gore y bastante: escenas que un par de veces me hicieron apartar la mirada, que me hicieron sentir miedo real. No es solo lo que ves, sino lo que anticipas, lo que imaginas después de ver apenas una sombra, un salto súbito, o el crujido de algo que no debías escuchar.


Una de las quejas / discusiones que existieron al momento de su estreno fue lo explícito de ciertas escenas, lo “torture‑porn” que algunos críticos acusaron de sensacionalista. Pero también hubo quienes defendieron que en esa brutalidad hay una crítica soterrada: la del turismo superficial, del exotismo como mercancía, de los riesgos reales de viajar sin precaución, confiando en la fantasía de que todo va a ser aventura. Hostel no solo juega con tu miedo, sino con tus expectativas de lo que significa “vacaciones”, puerta abierta, “hostal barato”, encuentros casuales… hasta que la pesadilla aparece.


Taquillero, sí lo fue: terminó recaudando alrededor de US$80.6 millones en todo el mundo — unos US$47.3 millones en los Estados Unidos en su lanzamiento inicial, y cerca de US$33.3 millones afuera. Para una cinta de terror con bajo presupuesto — y con una propuesta arriesgada — fue un gran éxito comercial. Esa combinación de éxito de público vs rechazo de algunos sectores culturales o gubernamentales generó controversia, especialmente en Eslovaquia y la República Checa, países que se sintieron retratados como peligrosos, atrasados, violentos, estereotipados. 


Actoralmente tiene momentos sobresalientes: Barbara Nedeljakova como Natalya, Jana Kaderabkova como Svetlana, son personajes secundarios que sorprenden con su presencia. No son solo “víctimas”: en la manera en que interactúan con los protagonistas, se juega ahí con el poder, el deseo, la manipulación. Jay Hernandez entrega a Paxton con dosis de arrogancia, curiosidad y luego horror; Derek Richardson como Josh aporta ese contrapunto de amigo leal pero vulnerable. No todos los personajes tienen profundidad, pero pareciera que esa simplicidad funciona para que el horror (el físico, el moral) se sienta más crudo, más directo.


Al salir del cine me volví hacia mi madre, con el corazón todavía acelerado, pensando en lo que acababa de ver, y ella me dijo algo que me heló: que la idea de pueblos siniestros, de asesinos sueltos y organizados en rincones remotos de Europa, era algo que se contaba como leyenda urbana cuando ella era adolescente en los 60s‑70s. No sé qué fue más inquietante: la película, con sus escenas de gore, oscuridad y miedo real, o darme cuenta de que lo que yo creía fantasía tenía ecos en historias que mi mamá escuchó de niña. Aun ahora, Hostal me dejó un miedo profundo de ir de turista a cualquier pueblito europeo olvidado, porque ¿y si lo que dice la película no está tan alejado de algunas leyendas y paranoia reales? Nada peor que gente "normal" apoyando la degeneración como negocio como sale en esa pelicula.


Hostal es una película que funciona porque mezcla bien varios ingredientes: ambiente, expectativa, personajes creíbles dentro de su ingenuidad, violencia a multiples niveles que impacta increiblemente, y la sensación de que uno podría estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. No es solo ver sangre o gritos; es sentir que lo desconocido te acecha justo cuando bajaste la guardia. Para quienes disfrutamos del cine de terror y horror que no solo asusta, sino que perturba, que deja algo en la mente después de apagar las luces, Hostel sigue siendo, y siempre será una cinta absolutamente memorable. Y personalmente junto con Heavenly Creatures (Peter Jackson, 1994) es la mejor pelicula que he visto. Estas 2 estan de #1 en mi Top 10... 









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